Bingueros bagañetes inventan «la Papaporra»

El pasado lunes de carnaval el planeta se levantó con la sorprendente noticia de que Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, renunciaba a seguir calzando las cholas de Perico y se retiraba a un convento. Entre el próximo día 28 de febrero y la pascua cristiana existirá un interregno que culminará con la elección de un nuevo pontífice. Por tal motivo una asociación de jugadores de bingo de sacristía ubicada en Tazacorte ha propuesto al organismo de loterías y apuestas del Estado la salida de un nuevo sorteo en el que feligreses, curiosos y ludópatas se den cita para apostar por la identidad del futuro papa.

Nostradamus, Malaquías y el papa negro

San Malaquías. Foto: Patricia Drury

Las quinielas papales son un antiguo entretenimiento que sirve para llenar espacios y más espacios en los medios de comunicación cuando toca cónclave y se espera y desespera por saber de qué color saldrá la fumata. Avispados, vivales y caraduras de varias épocas y países han sacado jugo a las ambiguas cuartetas del francés Nostradamus y a las falsificadas profecías del irlandés Malaquías para anunciar el fin del mundo, la invención de la viagra o, por supuesto, la identidad del siguiente papa. Es por ello que los bingueros bagañetes han decidido sacar también su parte de rendimiento a la incógnita pontifical.

¿Quién será el elegido del espíritu santo? ¿quién comandará los destinos de la nave romana durante los próximos años? ¿cuál será su política? Todas y estas preguntas pueden ser objeto de respuesta por su parte. La propuesta combina, según los promotores, el sistema de la quiniela hípica con los detalles del Trivial Pursuit y la mecánica del bingo escocés. La papeleta tiene el tamaño de un folio en din A-4 y se compone de cuatro grandes columnas donde el jugador o jugadora tendrá que escoger entre:

Estas jugadas se complementarán con dos columnas complementarias que harán las veces de reintegro y que serán:

Se admitirán las apuestas múltiples siempre y cuando no contengan más de dos opciones en más de dos columnas. Las participaciones se abonarán en dinero en tanto que los premios lo serán en indulgencias plenarias in articulo mortis, visitas guiadas al Vaticano e iconografías varias.

Las primeras reacciones han venido de la Iglesia del Palmar de Troya cuyo portavoz ha recordado al organismo de apuestas y loterías que no deben hacer caso de las propuestas provenientes de colectividades heréticas y cismáticas, poniéndose a disposición a continuación para iniciar las negociaciones en torno a esta peculiar iniciativa de azar.

Por lo que respecta a la denominación empleada parece ser que “Papaporra” no es un nombre que cuente con una aceptación unánime, de manera que se ha planteado el estudio de otros como “lotería de Warren” o “La Papiniela”.