Carlos Alonso exige a Anselmo Pestana «que se busque su propio científico»

Con gesto serio y un cierto tono iracundo en la voz, el presidente del Cabildo de Tenerife Carlos Alonso ha convocado a los medios de comunicación para trasladar a la opinión pública su disgusto por la «deslealtad» del Cabildo palmero en relación al recibimiento dispensado al eminente físico Stephen Hawking, que recaló en la Isla Bonita antes de viajar a Tenerife para una nueva edición del festival Starmus. Como se recordará, Anselmo Pestana, presidente insular, hizo entrega a Hawking de una estrella con la que inaugura el Paseo de las Estrellas de la Ciencia en La Palma.

Alonso ha asegurado que «nosotros lo vimos primero, y el Cabildo de La Palma no tiene derecho ni competencias para agasajar de esa forma a Hawking, y menos sin consultarnos». Por este motivo, ha emplazado a Pestana a «buscarse su propio científico de prestigio y renombre con el que organizar homenajes y pamplinas, pero que no nos toque más a Hawking, porque es patrimonio de todos los tinerfeños, como el Teide, La Laguna o el barraquito». Alonso cree que, contando con el observatorio del Roque de Los Muchachos, al Cabildo palmero no debería serle difícil encontrar otro científico mediático al que ofrecerle una estrella en el Paseo, y recuerda que «ya tenemos que soportar que se hayan hecho en exclusiva con Brian May, que además de científico es guitarrista». Antes de cerrar la rueda de prensa, Carlos Alonso añadió con cierta sorna que «en Tenerife sí sabemos tratar a Stephen y no le llevamos por calles empedradas», en relación al recorrido por la calle Real de la capital palmera que hizo el científico con las autoridades.

Fuentes cercanas al entorno del presidente insular tinerfeño explican a El Baifo Ilustrado que tras estas palabras subyace cierto miedo a que Hawking le coja más cariño a Pestana que a él, por lo que Alonso la estaría enviando decenas de mensajes de WhatsApp al día al científico para preguntarle qué tal todo y si necesita algo. Cabe recordar que el pasado mes de enero se supo que el científico británico había dejado de cogerle el teléfono a Carlos Alonso.