Dulcero estalinista saca a la venta el trotsko de chocolate

¿Pueden estar reñidas la lucha revolucionaria y el gusto por el chocolate? El pastelero palmero Mendo Florido opina que no, motivo por el cual ha lanzado en su negocio un nuevo dulce que de seguro hará furor entre jóvenes y viejos de sangre roja y corazón a la izquierda: el trosko de chocolate.

Dulcero y estalinista

Anuncio de los troskos de don Mendo

La historia de don Mendo es pródiga en anécdotas. Revolucionario de corazón, pese a frisar ya la centena de octubres rojos (como a él le gusta decir) ha viajado por medio mundo visitando a amigos de otros partidos comunistas, debatiendo con foquistas y guevaristas y repartiendo formas entre “viejofachas y neonazis” (como también le gusta adjetivarles). Fue durante su estancia en Cuba cuando se interesó por el cultivo del cacao y la manufactura de sus derivados, entre ellos el chocolate. Preguntado acerca de su adscripción a alguna corriente dentro del comunista, don Mendo se define claramente como estalinista y orgulloso de serlo. “Mire usted, joven imberbe” –me dice- “Puestos a ser algo hay que serlo con todas sus consecuencias y no quedarse en medias tintas. Mire usted a Albertito Garzón o a ese chico que se mueve tanto… ¡Corrales! No pasan de un color rosita y se ajuntan con el primero que quiere hacerles caso.” Entre recuerdos del pasado e invectivas del presente el señor Florido se afana en su labor como dulcero. A su retorno de Cuba en 1969 montó un próspero y goloso negocio en una calle de La Laguna a donde acude una nutrida clientela. La dulcería “Pepestalin” es bien conocida entre los amantes del buen chocolate y las gentes de corazón revolucionario. Para agasajar a sus consumidores más fieles, el señor Florido ha creado una galleta de chocolate con la efigie en relieve del más viejo enemigo de Stalin: Leon Trotski.

La efigie del ruso de las greñas y las gafas recubre una galleta redonda cuyo revestimiento está hecho de chocolate y cuyo relleno está compuesto por las más variopintas sorpresas. “La apariencia es chocolatera” –apunta don Mendo- “pero el relleno será siempre algo que no tendrá nada que ver con el chocolate” – sentencia mientras con un potente mordisco de su dentadura postiza se merienda media cara de don Leon.

Preguntado acerca de la aceptación del trosko de chocolate, el veterano dulcero nos informa de que está recibiendo muchos pedidos de diversos partidos comunistas de toda España, así como un requerimiento por parte de la IV Internacional para hacer autocrítica y retirar su creación.