El Gobierno prepara la privatización de las fotos de las manifestaciones

Por un precio competitivo, los manifestantes tendrán imágenes de calidad de la represión a la que sean sometidos en sus protestas.

A tenor de lo dispuesto en la documentación a la que ha tenido acceso El Baifo Ilustrado, el Gobierno de Mariano Rajoy prepara una ambiciosa reforma legislativa que no sólo ponga coto a la toma y difusión de imágenes de policías en ejercicio de su labor durante las operaciones antidisturbios, sino que piensa dar un paso más allá y controlar la misma captación de fotografías mediante un sistema similar al que funciona en numerosos parques de atracciones.

Fuentes del Ministerio del Interior confirman a este medio que se prevé seleccionar a los policías «que tengan una cámara guapa y más o menos la manejen» para que recorran las manifestaciones tomando instantáneas de los mejores momentos de la represión, que serán puestas a la venta justo a la salida de la concentración.No se descarta que, en caso de que los efectivos de la Policía no sean suficientes para cubrir la demanda y amplitud de la manifestación, se saque a concurso público la adjudicación de este servicio.

«La idea es que, sin apartarnos de nuestra filosofía de hostiaca fina, la gente se lleve un recuerdo y pueda tenerlo en casa, y sobre todo que, en la siguiente manifa, al verlo se plantee si le compensa salir de casa a llevarse otro; otro recuerdo, se entiende», nos dicen desde Interior, donde añaden «una herida se cura, y aunque pueda quedar una cicatriz, una foto siempre es mejor recuerdo» . El precio de las fotos oscilará entre los 2’5 euros del 15×20 y los 3 euros del 20×30.

En próximas fechas se celebrarán reuniones con los responsables de Seguridad e Interior de aquellas Comunidades Autónomas con cuerpos de policía propios, a fin de establecer la primacía de la Policía Nacional en el negocio de la fotografía de disturbios. «Este Gobierno es sensible con los ciudadanos, que bastante tienen ya con evitar que les abran la cabeza como para añadir a eso el estrés de decir ‘no, gracias’ o, llevados por el pánico, comprar dos y tres fotografías, porque imagínese lo que sería eso si la Guardia Civil o las policías locales también llevaran sus propios fotógrafos», señalan desde Interior.