El presidente Torres practica ante el espejo airadas protestas por el ninguneo del Ejecutivo central

Las recientes controversias entre los gobiernos central y autonómico, en torno a cuestiones tales como la política respecto del Sahara y los límites marítimos con Marruecos han colocado al presidente regional Ángel Víctor Torres en una situación un tanto complicada, por cuanto arrecian las críticas en torno a una cierta debilidad por su parte, derivada de la identidad de signo político entre ambos ejecutivos.

Así, en declaraciones exclusivas a este medio, la mochila de Clavijo manifestó su desazón en torno a las relaciones entre el Estado y las Comunidades Autónomas: “Esto no puede ser. Nos tratan como si fuéramos una colonia, que no lo somos, pero queda muy bien en la propaganda victimista con la que estamos nutriendo la pre-campaña. Cuando Coalición Canaria estaba al frente, sabíamos vender, perdón, negociar y sacar buenos réditos para las siglas, perdón, para Canarias, pero estos del pacto de las flores lo están dando todo de gratis. Cuando volvamos al gobierno, vamos a estar tirando de los cuatro años de herencia para justificar lo que no podamos hacer.”

Decidido a cambiar esa imagen de pusilanimidad, Torres ha expresado, en palabras de tu entorno, una protesta por la forma en la que Sánchez está llevando los asuntos de interés para las islas. Así, fuentes del personal de limpieza de Presidencia oyeron cómo, desde uno de los cuartos de baños, el presidente regional se despachaba a gusto con frases como “es que así no se puede”, “este hombre me toma por el pito del sereno” o “le estamos haciendo la campaña a los de Coalición”, “un poquito de por favor, por compasión” u “ojalá fuéramos catalanes”. Presa de la curiosidad, Pepe Luis López, operario de limpieza, se coló en el excusado y encontró a Torres hablando con su reflejo en el espejo, para luego salir, con expresión relajada.

ACTUALIZACIÓN: Pocas horas después de la recepción de esta impactante exclusiva, este humilde plumilla recibió una actualización, de manos de la misma fuente. Presa del pánico ante una posible filtración de su airada protesta, Torres se dirigió vía telefónica a Moncloa, reiterando que Sánchez tenían en él un firme apoyo  y “un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo”.