Gran acogida del lanzamiento de El Baifo Ilustrado y de nuestra promoción de satélites espía

El Baifo Ilustrado desembarcó ayer en Internet con una gran acogida en kioscos. A primera hora de la mañana, los titulares de los puestos de revistas y periódicos (dicen que quedan algunos) más importantes de Canarias no daban avío para atender al aluvión de ciudadanos y anas que solicitaban su ejemplar de El Baifo Ilustrado, desconocedores de que el baifito el papel se lo come y con eso, yerba y hembra, vive contento.

El verdadero disparate  se produjo en Internet, hasta el punto de registrar durante la jornada picos de visitas que saturaron nuestros servidores, al menos eso nos decían nuestros informáticos mientras se escuchaban risitas de fondo. Es tal la avalancha de visitas que Baifito Barrado Incoporated, la empresa detrás de esta iniciativa editorial sin precedentes, se ve en la obligación de trasladar los servidores a una república asiática exsoviética cuyo nombre acaba en -istán y que no es Chiquitistán, siempre apelando a la veracidad de la información vertida por nuestros simpáticos informáticos.

La centralita de El Baifo Ilustrado se colapsó ayer con las llamadas de adhesión inquebrantable y de apoyo. También se recibieron llamadas con insultos, que no saturan nada, y reclamaciones de algunas agencias de información y de medios serios pidiendo las fuentes de ciertas noticias que le parecieron interesantes y perfectamente veraces. Nuestro equipo de redacción brindó esas fuentes, perfectamente falsas, a nuestros estimados y futuros parados colegas.

Lo que sí causó un gran revuelo es la promoción «Construya su propio satélite espía» de El Baifo Ilustrado. En cómodas 17.895 entregas, esta publicación vende a sus lectores las piezas para fabricar un satélite espía con la única aportación por parte del futuro ingeniero aeroespacial de un destornillador de estrella, un rollo de cinta americana y un zulo ilocalizable. Baifito Barrado Incorporated está gestionando con la Nasa el lanzamiento masivo de estos satélites, que sobre todo servirán para vigilar al vecino chachas cuando toma el sol y para ver si los chiquillos están fumando petas en la esquina o simplemente «hablando de sus cosas», como dicen ellos.