Ingresa en estado grave tras leer todos los artículos de la prensa dominical tinerfeña

Los artículos de la prensa local han puesto en un serio riesgo la salud de Venancio Marrero

Venancio Marrero, vecino de La Laguna de 53 años, tuvo que ser ingresado de urgencia en el Hospital Universitario de Canarias el pasado domingo, aquejado de espasmos, convulsiones y cambios de opinión repentinos, tras dar lectura completa a todos los artículos de opinión publicados en la prensa local tinerfeña en la edición de ese día. De momento se mantiene estable, aunque los médicos que le atienden evitan hacer especulaciones sobre la posible evolución del paciente, al tratarse de un caso «único» en las Islas, puesto que, hasta ahora, no había constancia de que nadie se hubiera expuesto a una conducta de tan alto riesgo.

Según explica Hortensia Domínguez, esposa del afectado, «todos los domingos se compra la prensa y se la lee desayunando en una cafetería de la calle de La Carrera, ésa es su costumbre; pero el sábado me dijo que el domingo se iba a leer los periódicos completos, por lo menos los artículos, porque le sabía mal gastarse casi 7 euros en periódicos y no aprovecharlos al máximo». Hortensia relata que «yo intenté convencerle de que eso no era buena idea, pero él erre que erre con que todos eran de gran calidad y que había que léerselos todos para tener pluralidad de opiniones, y míralo ahora, medio sedado en el hospital y con un daño psicológico que todavía no sabemos cómo va a quedar».

Venancio Marrero comenzó abordando La Opinión, con un café con leche, un croissant y dos tostadas, algo que parece que no le causó mayor trastorno, en palabras de Cathaysa Medina, la camarera de la cafetería donde se produjeron los hechos. A pesar de tratarse de diez artículos, incluyendo firmas como Ana Oramas o José Manuel Bermúdez, Venancio salió airoso de este primer envite. Cathaysa afirma que «yo me fijé enseguida porque el señor seguía en la misma mesa y de vez en cuando nos pedía barraquitos o jugos de naranja, y le veía que bien no iba; cuando le llevé el tercer barraco tenía abierto el Diario de Avisos y los ojos se le estaban cuarteando».

Efectivamente, los psiquiatras que llevan el caso de Venancio Marrero sitúan el inicio de la crisis nerviosa en la lectura sin interrupciones ni pausas de los treinta artículos de la edición dominical de Diario de Avisos, un 36% de los mismos firmados por políticos. El doctor Sotocasas, jefe de servicio en el HUC, señala que «nadie puede salir inmune de la experiencia de leerse tantos artículos con opiniones encontradas; el paciente lo ha metabolizado de una forma tan intensa que ahora mismo no puede discernir cuál es su propia opinión, y el caso se agrava si se considera que también se leyó El Cotarro de la contraportada de principio a fin».

No obstante, fue la lectura de la sección «Criterios» de El Día la que desencadenó los espasmos, mareos y convulsiones en Venancio, incapaz de asimilar las reflexiones de Francisco Ayala, Ricardo Peytaví, Andrés Chaves o Victoria Dorta, leídas del tirón, más el editorial y un texto del Movimiento UPC sobre la canariedad del Estado español. Los médicos no han pasado por alto en sus informes diagnósticos tampoco el hecho de que el senador y consejero insular Antonio Alarcó publique en los tres medios. «Es como una sobredosis de radiación, uno debe estar loco para exponerse voluntariamente», señala Sotocasas.

Trasladado al HUC en ambulancia, permanece ingresado desde el domingo, aislado de la prensa local y recibiendo dosis periódicas de The Times y El País.Las autoridades sanitarias desaconsejan a la población que imite conductas temerarias como la de este ciudadano.

Cathaysa Medina señala que «con el jaleo, nadie abonó el desayuno».