La policía detiene en Tenerife a un caco cenante

El caco cenante abandona un hogar recién desvalijado portando una telera de pan (dramatización).

Efectivos de la Policía Nacional han detenido en Tenerife a un peligroso delincuente conocido como el caco cenante, autor presuntamente de varios robos en viviendas. Los círculos policiales rastreaban su pista desde hacía tiempo dado su singular modus operandi: trabajaba casi siempre de noche, introduciéndose en viviendas vacías para llevarse los objetos de valor, y de paso arrasar con la nevera y salir cenado de las casas en las que robaba. En no pocos casos, la cuantía de los daños que ocasionó fue mayor en la cocina que en el resto de la vivienda.

Identificado con las siglas J. M. H. H., el caco cenante fue detenido en su domicilio, mientras se preparaba para otro asalto inminente con pasamontañas, cuerdas, guantes de látex, ganzúas, tenedor, cuchara y tupperwares, en los que se sospecha que guardaba comida sobrante para el almuerzo del día siguiente. En el momento de la detención no presentó resistencia a los agentes de la autoridad pero tampoco dejó de hablar en todo el trayecto hasta la comisaría, negando repetidamente la autoría de los hechos y señalando como culpable a un tal «José Luis el Borrachito», al tiempo que aducía que él había sido una «presa fácil» para los agentes de la ley.

El fiscal encargado del caso, Antonio Martínez, señaló que «J. M. H. H. tiene una predilección malsana, rayana en la adicción por los acompañamientos grasos, no para de pedir que le pongan salsa y mojo picón en la celda de comisaría, y ha exigido que se le sirva Chateaubriand, filete y salsa para cenar, algo a lo que no podemos acceder porque lo colocaría en una situación de privilegio frente a los demás detenidos».

El caco cenante fue puesto a disposición judicial, y todo apunta a que a los cargos ya formulados se le añadirá uno de desacato, por haberse dirigido al juez con gritos de «tú tienes la mente loca», «ámame, si es que eso te sirve de algo», o «es más, te perdono», que su defensa ha atribuido a una cierta inestabilidad mental unida a la prolongada abstinencia de salsas y cenas opíparas.