Los gatos de Santa Cruz advierten a Díaz Guerra que no sabe «dónde se está metiendo»

El primer teniente de alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz Guerra, ha vuelto a ser víctima de su afición a opinar sin revisar primero si le están grabando, incluso aunque, como ya informó El Baifo Ilustrado, dispone de personal a su servicio expresamente contratado para esa función. En esta ocasión, el vicealcalde ha sido grabado proponiendo una expeditiva solución para el problema de las colonias de gatos callejeros en la capital; Díaz Guerra propone una suerte de «solución final» para los gatos que pasa por su exterminio físico, compasivamente llamado «sacrificio», una opción que prefiere antes que hacerse cargo de los animales.

Los gatos chicharreros, como es lógico, no han aceptado de buen grado esta iniciativa y ya han dado a conocer un agresivo comunicado en el que advierten a Díaz Guerra de que habrá consecuencias si tocan un bigote a alguno de los suyos. Organizados en torno al autodenominado «Comando Marramiau» y liderados por el enigmático «Cat Alino», los gatos de Santa Cruz avisan al vicealcalde de que «no sabe dónde se está metiendo, y si cree que puede eliminarnos sin más, está muy equivocado». Añade el líder de la insurrección gatuna que «estamos armados y muy locos, lo mismo podemos acabar contigo de bonitos que somos que con nuestro arsenal, así que más le vale mantenerse alejado de los felinos de la ciudad, que él siga haciendo su vida y nosotros haremos la nuestra, rebuscando donde podamos para alimentarnos a nosotros y nuestras familias y esperando que alguna protectora nos encuentre y nos dé un hogar, aunque eso está jodido porque las Administraciones no invierten una mierda en bienestar animal».

Kill’em with cuteness

Fuentes del Ayuntamiento achacan las palabras del vicealcalde a un malentendido, ya que creen que «seguramente entendió que hacerse cargo de los gatos implicaba llevárselos a todos a su casa, y ya sabemos que a Guillermo le da grima todo lo que no tenga pedigrí, ya sean personas, ya sean gatos». El PACMA ya ha avisado de que no queda satisfecho con las explicaciones y que estará muy atento a las actuaciones del Ayuntamiento.

Este episodio remite a otro de infausto recuerdo, cuando las cabras grancanarias tuvieron que organizarse en comandos de autodefensa a raíz de las batidas que llevó a cabo el Cabildo en 2016.