Miles de canarios viajan durante el puente para celebrar el Día de Canarias con nostalgia

Un tinerfeño recorre las vías del tren mientras recuerda con añoranza el tranvía.

Experimentar nostalgia de su patria guanche es la principal motivación que ha impulsado a los canarios a viajar fuera de las Islas este puente del 30 de mayo, para celebrar el Día de Canarias recordando las bellezas del Archipiélago y su infancia a la sombra de un almendro. Estos datos los ha recogido la web de viajes DateUnGarbeo.com, desde la que se ha constatado que la nostalgia va por delante del descanso o el conocimiento de otros lugares como primer interés de los canarios que viajan durante el puente.

Arturo Santana, director de la web, explica que «el canario necesita sentir añoranza de su tierra al menos una vez en la vida, igual que los musulmanes tienen que ir a La Meca; va en nuestro ADN de emigrantes». Por ello, asegura que, según validan diversos estudios clínicos, «el canario que está de turista en Madrid o Sevilla, o que ha aprovechado un vuelo barato para ir a Londres a ver a su hijo, en realidad está escapando de las Islas para poder vivir durante unos días esa nostalgia por el terruño, ese sentimiento de pena de no encontrarse allí, incluso tan pronto como ha bajado del avión». Esto se traduce también en un intenso deseo de comer platos típicos al contacto con la comida del lugar que visita, o en la necesidad de escuchar una sentida folía que le traslade mentalmente de vuelta al hogar. Con la celebración del Día de Canarias, este síndrome, llamado «síndrome de Chago Melián» en honor a la intensidad vital del cantante por su tierra, se hace especialmente agudo. De igual forma, el Instituto de Estadística cifra en un 23% los canarios que sienten nostalgia aún no habiendo salido nunca de Canarias.

Vicente González, tinerfeño de 53 años, viajó en 2015 a Barcelona por el puente del 30 de mayo y corrobora esta teoría para El Baifo Ilustrado: «desde que vi a la Moreneta me emocioné porque me di cuenta de que no era tan bonita como nuestra Virgen de Candelaria, y en el desayuno del hotel supe que el pa amb tomàquet no daba la misma energía que un vaso de leche y gofio, y empecé a echar de menos mi tierra menos de 24 horas después de haber llegado a Cataluña; fue una experiencia muy enriquecedora».

En otro orden de cosas, diversas fuentes aseguran que Paulino Rivero ha celebrado este día de forma discreta en el sótano de su chalet en El Sauzal, donde prosigue con sus preparativos para convertirse en un super villano y volver a gobernar Canarias.