Preocupación en Diario de Avisos por el críptico lenguaje del director Carmelo Rivero

Hace unos días, el director de Diario de Avisos, Carmelo Rivero, escribía este laberíntico párrafo en su blog:

Me apasionan los inventos esquizoides, y perdono la mentira del azar que nos descubre verdades aplastantes detrás de su burla. Pero cuando me vuelvo, a menudo, rutinario y dieciochesco, cultivo una impronta de hábitos que rebusca en la antropología de todo sujeto y prefiero una taza de café bien servida en la barra de un bar.

Aún no se ha tenido noticias de un solo lector que haya logrado descifrar el significado de estas palabras, si bien esto no es lo más grave. Según señalan fuentes internas del periódico, Rivero está empezando a dirigirse en similares términos a la plantilla, dando instrucciones imposibles de entender.

El veterano periodista de Sucesos, Tinerfe Fumero, cuenta a El Baifo Ilustrado que «la semana pasada Carmelo me dijo que debo ‘entregarme a una prosa que blanda la estela de antiguas runas en el verso borgiano de la palabra sincera, beata y beatífica, que alcance al lector como un rayo iluminado en las profundas aguas del existencialismo’, y desde entonces estoy que no sé qué coño me ha dicho».

El departamento de Administración se halla igualmente confundido, ya que para ordenar el pago de las nóminas del mes pasado, Rivero redactó una carta de tres páginas «llena de metáforas que no tenían ni pies ni cabeza, y estuvimos tres días que no sabíamos si ingresar o no ingresar», relata con angustia una fuente del periódico que no ha querido revelar su identidad.

Según ha podido saber este medio, los bares de la zona también han vetado la entrada a Rivero por enredarse para pedir un café. El dueño del bar Los Ángeles recuerda que la última vez que el director les visitó «nos pidió ‘un elixir de fuego aromatizado en el que yo, taciturno a veces, circunspecto siempre, jovial en el interior de mi alma atribulada, pueda disolver el azucarillo de mis sueños’, y yo aquí lo que tengo es café normal, me agobié mucho».

Un equipo de psicólogos y filólogos podría infiltrarse próximamente en el Decano para tratar de forma discreta al críptico director.