Ricardo Melchior pide a los niños malos que donen el carbón de Reyes al Cabildo «por si hiciera falta para los trenes»

El presidente insular, practicando para dar un uso constructivo al carbón

El presidente del Cabildo de Tenerife, Ricardo Melchior, ha hecho un llamamiento a los niños malos de la Isla para que entreguen desinteresadamente el carbón que les dejen los Reyes Magos, «por si hiciera falta como combustible para los trenes del norte y el sur en un futuro quizás no muy lejano». A pesar de que la sostenibilidad energética era uno de los compromisos básicos en ambos proyectos ferroviarios, Melchior reconoce que «la crisis nos está obligando a rebajar nuestras expectativas, e incluso es posible que no podamos instalar ni el teletransporte ni el tren de levitación magnética, y como hay que estar preparado ante cualquier eventualidad, queremos contar con esa reserva de energía en el caso de que tengamos que optar por un ferrocarril de vapor de los de toda la vida». El presidente destacó que «se les suele acusar de ser altamente contaminantes, pero se omite que fueron fundamentales en la conquista del Oeste americano, por ejemplo». A continuación desmintió que se fueran a convocar plazas para fogonero, «porque aún no sabemos si los necesitaremos, y porque, en caso de que así fuera, estoy estudiando presentarme al puesto».

El Cabildo calcula, sobre la base de un índice de cabronismo de 7 sobre 10 en la escala Demian aplicado a los niños malos tinerfeños, que podrá acumular en torno a unos 600 kilos de carbón en un depósito insular especialmente habilitado en el polígono de Güímar. En caso de que finalmente no sea necesario emplear este combustible, se devolverá a cada niño lo que éste entregó, junto con un vale descuento del 20% para el PIT, firmado por Efraín Medina. Melchior ha destacado que, con esta iniciativa, «ahorramos también un buen pico de gasto sanitario en dentistas y blanqueadores dentales».

Antonio Nuño, psicólogo infantil, ha mostrado su disconformidad con esta medida, puesto que, en su opinión, «recompensa a los niños por haberse portado como auténticos hijos de, les hace sentir que su maldad y su vandalismo gratuito acaban prestando un servicio a la sociedad, y eso es algo que está bien que el Cabildo haga con algunos sectores económicos o determinados empresarios, pero no con los niños, ¿es que nadie piensa en los niños?»