Se confiesa adicto a hacer senderismo cuando hay alerta por temporal

Un grupo de senderistas disfruta de su actividad en un día de buen tiempo, algo de lo que Amancio H. R. es incapaz.

Amancio H. R. padece una extraña patología que le lleva a hacer senderismo de forma compulsiva solo cuando hay alerta por temporal, lluvias fuertes o vientos huracanados. Hasta el momento, helicópteros del 112 le han tenido que rescatar seis veces de diferentes barrancos y montes de las Islas, con un coste superior a los 200.000 euros. A la vista de esto, el Servicio Canario de Salud le está costeando la terapia de desintoxicación, ya que es notablemente menos gravosa a las arcas públicas. Amancio accedió a compartir su historia en el último número de El Baifo Magacine.

«Todo empezó con el 31-M, que me trancó de excursión por Anaga», relata. «La adrenalina y la emoción de saberme atrapado en una lucha sin cuartel por mi propia supervivencia me generaron un subidón increíble, y a eso se sumó después la sensación de libertad y rebeldía de hacer caso omiso a las recomendaciones del Gobierno de Canarias en caso de alerta, por muy razonables y sensatas que parecieran». En este sentido, Amancio se considera un liberal «que no obedece órdenes de los poderes establecidos, porque jugarme la vida absurdamente en un barranco con un temporal de tres pares encima entra en el ámbito de mi libertad y el gobierno no puede coartarla».

En el entorno más cercano a Amancio, desde su familia a sus compañeros de trabajo, consideran que es sencillamente un imbécil pertrechado de Decathlon, que no hace senderismo en ningún otro momento; sin embargo, él rechaza esta visión simplista de su problema y explica que «lo mío es una adicción, una enfermedad, y necesito tratamiento para no volver a hacerlo». Confiesa entre lágrimas que su gran reto para este invierno es que un buen temporal lo pille en el barranco de Masca, en Tenerife, uno de los de más difícil acceso de la Isla.

Para Amancio no todo ha sido negativo, ya que su adicción le ha llevado a trabar amistad con Isidro Domínguez, piloto del 112 que ha participado en todos sus rescates, y que en conversación telefónica con El Baifo Ilustrado ha asegurado sentir lástima «del tontolnabo éste, que no está sino esperando una alerta para dar por saco».