Sospechan que su vecino es narcotraficante porque va repartiendo aguacates por el edificio

La comunidad de propietarios e inquilinos del edificio El Topacio Urbano, situado en el centro de Santa Cruz, se reunía anoche de urgencia para tratar de esclarecer si Ramiro F. H., que vive en el 3º izquierda, se dedica al narcotráfico, ya que, aun sin aparentar un elevado nivel de vida, sí ha regalado aguacates a sus vecinos en al menos dos ocasiones.

En este edificio, de tres plantas y seis viviendas, reside Ramiro con su mujer y sus dos hijos desde hace diez años, en régimen de alquiler, sin haber ocasionado hasta la fecha ningún problema de convivencia. No obstante, haber repartido entre sus vecinos varias unidades de aguacates en el último mes le ha puesto en el punto de mira, especialmente en el de doña Paquita, del 1º, una anciana de 88 años implacable que sueña con destapar algún gran escándalo antes de morir.

«Míralo, cómo puede pagar tanto aguacate con su sueldo, que es administrativo en la Consejería de Hacienda, ¿eh? Y la mujer es auxiliar en una clínica dentista, tampoco se crea que lo gana bien», señala Paquita exhibiendo un milimétrico conocimiento del estatus de sus vecinos. Añade que «si no es de la droga y están blanqueando, a ver dígame cómo pueden ir regalando aguacates».

Si bien la reunión, celebrada obviamente a espaldas de Ramiro, terminó sin resultados concluyentes aunque con el acuerdo de recabar más datos, sí ha servido para enrarecer el ambiente, incluso entre vecinos más jóvenes y, a priori, menos dispuestos a la maledicencia que doña Paquita.

Este medio contactó con Ramiro F. H., quien aseguró que los aguacates proceden de la finca de su suegro en Santa Úrsula, y que se mostró muy sorprendido por las sospechas de sus vecinos, salvo en el caso de Paquita, a la que se refirió como «la puta vieja golifiona» y a la que deseó una muerte «plácida pero pronta».