Un curso explicará a los comerciantes del Rastro la diferencia entre antigüedades y basura

Ocurrió el pasado domingo. Un transeúnte confundió un camión de la basura aparcado en las inmediaciones del Mercado Nuestra Señora de África con un puesto del rastro de Santa Cruz e intentó comprar dos bolsas de lo que pensó que eran artículos vintage. La anécdota ha llevado al ayuntamiento a iniciar un curso informativo sobre el perfil de las mercancías susceptibles de venderse en el popular mercadillo.

«Todos somos conscientes del irreistible placer de comprar enchufes quemados, figuras de porcelana sin brazos o zapatos usados», declara Antonio Nuño, director del rastro de Santa Cruz, » pero conviene no dejarse llevar por el entusiasmo y meditar la compra.» Y es que, aunque una caja de arretrancos volcada en mitad de la calle sigue teniendo para el santacrucero medio un poderoso atractivo, se aconseja seguir unas pautas en la compra a fin de evitar sorpresas desagradables.

Nuño avanza unas claves: «Es fácil confundir una silla clásica estilo Luis XV con una tabla podrida de las que encontramos cada domingo en el rastro -al fin y al cabo son cosas viejas-,  por eso intente buscar alguna fecha -aunque sea escrita a bolígrafo o intente obtener información del comerciante mirándolo directamente a los ojos. Muchas de las antigüedades que decoran mi casa me las ha vendido un joven de Ofra.»

Además el curso contará con los siguiente módulos.
-Revistas y erotismo gráfico: ¿qué son esas manchas?
-Muñecas sin cabeza: ¿dormirá siempre mi hija con la luz encendida?
-Tus bragas pueden ser de otra.