Un hombre se niega a cambiar su residencia a pesar de lo que dice Google Earth.

Demetrio manifestándose en la azotea de su casa.

Demetrio P. G., vecino del norte de la isla, vive desde hace meses una complicada situación que le mantiene de baja laboral y con tratamiento médico contra la depresión.

Su caso, que bien pudiera ser el de cualquier otro vecino del municipio de Los Realejos, empezó cuando a principios de 2011 decidió acceder a la aplicación Google Earth de la multinacional Google.

Demetrio, alentado por la curiosidad, decidió comprobar cómo se veía su casa, una pequeña casa terrera por encima de la carretera general, desde el satélite. Su sorpresa llegó cuando, una vez localizada su vivienda, la popular aplicación la mostró junto con la referencia “Realejo Bajo”.

Pensando que debía tratarse de un error, ya que él se había considerado siempre del Realejo Alto, probó una segunda vez con idénticos resultados.

De nada sirvieron las decenas de cartas que envió a Google solicitando corrigiesen tal error. Cada día consultaba de nuevo el programa y su casa seguía apareciendo como en el Realejo Bajo.

En el Ayuntamiento no me daban ningún tipo de solución –comentaba Demetrio- así que opté por subir cada día a la azotea de mi casa con una pancarta indicando que aquella casa pertenecía a la parte alta. Primero fueron un par de horas, pero luego se convirtió en obsesión y acabé por dejar de ir al trabajo para poder estar mas tiempo en la azotea.

Fue muy duro, ¿sabe? –nos aseguraba llevando su mano al pecho- Perdí amistades. Gente que toda la vida me había saludado ahora prefería girar la cabeza al pasar frente a mi casa. Yo les gritaba que seguía siendo del Realejo Alto, que lo llevaba en la sangre… pero ya sabe, quién era yo para luchar contra el todopoderoso Google. Al final, el pez grande siempre se come al chico.

Me costaba conciliar el sueño porque sufría pesadillas constantes. Me veía acudiendo a la oficina de Gestión Tributaria a pagar el IBI y todos los funcionarios se reían cuando les decía que vivía en el Realejo Alto.

Es algo horrible. No se lo deseo a nadie.

A día de hoy, Demetrio subsiste gracias a la ayuda de una ONG que trata a gente que, como él, sufre de deslocalización. Acuden tres veces a la semana y le dejan paquetes con comida y agua potable ya que él hace mas de cuatro meses que no baja de su azotea.

También recibe el apoyo de un grupo de facebook que está recogiendo firmas para solicitar una revisión del Plan de Ordenación, de cara a desplazar unos metros el límite entre la parte alta y baja del municipio.