Descubre que su psicólogo es solo un camello muy empático tras años de recetarle pastillas

Ramón R. S., vecino de Santa Cruz de Tenerife, ha descubierto recientemente, gracias a la lectura de un reportaje en una revista, que los psicólogos no recetan medicamentos, lo que le ha llevado a confrontar al terapeuta que le ha estado tratando en estos últimos dos años y medio. Este presunto profesional, conocido como Yony el Pirulas, ha acabado por admitir la realidad, que no es un psicólogo titulado sino un dealer con una extraordinaria capacidad para escuchar e interesarse por los problemas de los demás.

Según explica Ramón R. S. a El Baifo Ilustrado, «coincidí una vez con el Yony cuando me mudé al edificio, comenzamos a hablar, me invitó a un café y me explayé contándole mis problemas porque en aquella época me acababa de separar y estaba muy mal; él me escuchaba y me daba consejos, y ya desde la primera sesión me pasó unos trankimazines a precio de saldo, según me dijo». Con esta inesperada medicación y la improvisada psicoterapia, Ramón comenzó a sentirse mejor y a frecuentar la casa del Yony, «porque no me sorprendió que un psicólogo pasase consulta en su mismo domicilio». «Al final hasta me daba cita», añade. Sin embargo, tras leer un reportaje y hacer una consulta en el Colegio Oficial de Psicólogos, descubrió que «no sólo no me pueden recetar pastillas, sino que encima el Yony no estaba ni colegiado».

Por su parte, el Pirulas reconoce haber suministrado diversos ansiolíticos hurtados del botiquín de su madre, con la que vive, a este vecino: «loco, me daba pena, estaba hecho polvo el nota, y a mí siempre se me ha dado bien escuchar; si hubiera tenido un porrito aquel primer día se lo hubiera dado, pero ya no me quedaban, y como seguía viniendo, pues toma, pastillaca».

En estos momentos, Ramón R. S. no sabe si continuar con esta poco ortodoxa terapia que tantos beneficios le estaba reportando, mientras que Yony el Pirulas sopesa matricularse en la Facultad de Psicología de la ULL.

Maruca Johnson

Incisiva ante la actualidad desde que el cardado empezó a destruir la capa de ozono. Discreta a la par que elegante.

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