Manuel Elkin Patarroyo, premio José Luis Moreno 2022

La reciente visita del inmunólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo a Tenerife ha servido no solamente para escuchar su opinión sobre la actualidad del mundo en general y de la salud en particular, sino para que un colectivo de amantes de la literatura le haya homenajeado.

El club de lectura “El pensado floreal” está compuesto por lectores compulsivos, residentes principalmente en la capital chicharrera que, a través de su recién creado premio, pretenden galardonar a quienes hayan hecho mayores y mejores aportaciones al mundo de la creatividad literaria. El nombre que le han asignado, el del empresario teatral y ventrílocuo José Luis Moreno, deja bien patente, según sus promotores, la filosofía del premio y el perfil del potencial galardonable.

“Aprovechamos la última venida del profesor Patarroyo para otorgarle el premio. Don Manuel tiene ya una edad y, aunque sus visitas a las islas han sido constantes durante los últimos treinta años, estas cosas hay que hacerlas en vida” -nos explica Donosa Romano, fundadora del club- “Supimos que estaba alojándose en el Mencey y le encontramos mientras le entrevistaba para el Diario de Avisos ese veterano periodista que habla como el oso Yogui. Fue un momento muy emotivo, se lo confieso.”

El otorgamiento del galardón no ha estado exento de polémica, pues algunas voces han protestado por la concesión del mismo. Desde el Puerto de la Cruz y, más concretamente, desde el Loro Parque, distintos colectivos simiescos han recordado los casos de presunto tráfico de micos en los que el investigador atacuno se vio envuelto hace unos años. Don Kerchak Mangani, portavoz del sindicado de gorilas, manifestó, durante una protesta para conseguir mejoras laborales en el popular parque, que estaban profundamente decepcionados por la actitud de “El pensado floreal”, al dar honores a quien había mostrado tan poca sensibilidad hacia el bienestar monil.

Mobutu Vladimir Gunnarson

Nacido en el puerto de la Luz, de padre islandés y madre zaireña, siendo su abuelo un soviético (nada de ruso, dice el viejo) que visitó el Congo junto a los barbudos del "Che" Guevara. Semejante potaje genético no ha impedido que me sienta más canario que el cherne y más isleño que el piche, proclamando con orgullo aquello de que "yo nací en el África y por eso mi piel es negra..."

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